La escasez de combustible y las dificultades para recuperar la electricidad están retrasando la vuelta a la normalidad en el noreste de Estados Unidos, donde el saldo mortal de la tormenta Sandy, que golpeó con intensidad la costa atlántica a principios de la semana, asciende ya a 90 víctimas fatales.
En días previos había dejado cerca de 70 muertos a su paso por las islas del Caribe.
Mientras los equipos de rescate recorren las zonas costeras más afectadas en busca de personas que pudieran estar atrapadas en sus casas y legiones de voluntarios se organizan en Nueva York para repartir víveres y agua potable, en algunos barrios de Nueva Jersey surgen tensiones por falta de gasolina o provisiones esenciales.
En algunas gasolineras, donde la gente hace largas colas, han estallado escaramuzas entre los vecinos.
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