Un disparo directo, procedente de un arma de mediano calibre, recibió en la parte superior de la cabeza Heriberto Lazcano Lazcano. Por la ubicación del orificio, sólo pudo realizarse mientras El Lazca estaba hincado o tirado en el piso, por lo que aparentemente el capo recibió el tiro de gracia.
Las fotografías de la necropsia que los peritos del estado de Coahuila le practicaron al que fuera líder de Los Zetas, muestran claramente una perforación a la altura de la raíz del cuero cabelludo y tras hurgar en el cráneo, los médicos no muestran un orificio de salida, por lo que probablemente encontraron los restos del casquillo dentro.
Sin embargo, tal parece que se ha tratado de ocultar lo que podría ser un tiro de gracia a El Lazca, por las contradicciones en que los peritos han incurrido y la aparente ausencia de estudios confiables y completos. Por eso, una semana después y a pesar de las múltiples declaraciones y filtraciones que se han dado a la prensa, no se ha informado, por parte de las autoridades, qué calibres se utilizaron en los múltiples impactos que recibió el cuerpo del capo, se ignora la distancia a la que se efectuaron y la posición entre la persona que disparó y Lazcano, por lo que es difícil determinar, por el momento, cómo los elementos de la Marina abatieron al capo.
Tampoco las autoridades han podido explicar, como lo evidenció 24 HORAS hace unos días, que a diferencia de las versiones oficiales de que el capo estaba huyendo cuando fue abatido, éste en realidad recibió disparos por la espalda y uno de ellos de frente.
De acuerdo a las 32 fotografías, a las que tuvo acceso este diario, no aparecen los exámenes practicados al capo, salvo la toma de huellas.
No se observa, por ejemplo, que se hayan medido las heridas, tampoco el casquillo encontrado en su cuerpo, el peso y medida de los órganos, la toma de muestras de cabello y sangre, la prueba de radizonato de sodio para saber si disparó o no -aunque las autoridades locales aseguran que sí la practicaron-, o pruebas sobre la trayectoria que pudieron tener los disparos.
Lo que sí muestran las fotografías es que, contrario a toda práctica forense, tras lavar con agua el cuerpo, le enderezaron la nariz y una corrección hicieron también en su boca, pues horas antes aparece en el lugar que cayó con la nariz rota y golpe fuerte en la boca, los cuales desaparecen cuando Lazcano se encuentra en la plancha del forense antes de practicarle la necropsia. De acuerdo a los protocolos médicos internacionales, ni una sola evidencia puede ser modificada o alterada en el estudio forense, porque el resultado no será confiable.
Y han sido los propios funcionarios estatales han puesto en duda sus propios estudios. Apenas el viernes el director del Servicio Médico Forense de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila (SEMEFO), Felipe de Jesús Cobos, declaró al periódico La Prensa que reconocía un error en la elaboración del dictamen forense, porque fueron cinco y no seis las lesiones por impacto de arma de fuego que presentó el cuerpo de El Lazca.
Pero no es sólo que tenga cinco heridas y no seis el cadáver del capo sino que hay algo más grave, que las heridas que describe el llamado “examen traumatológico” del médico forense, no coincide con la herida en la cabeza.
¿Qué ocultan?
La Procuraduría General de Justicia de Coahuila entregó a medios de comunicación un documento que sostenía era la necropsia practicada a El Lazca, aunque sólo enumeraba las seis heridas que, según decía el documento fechado el 7 de octubre, había recibido el cuerpo.
En ese documento, se definían dos heridas en el cráneo que señalaban:
“Herida por proyectil de arma de fuego de grueso calibre con orificio de entrada en región occipital, alojando el proyectil en la base del cráneo, en la parte anterior izquierda con trayectoria de atrás hacia delante de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha.
“Herida por proyectil de arma de fuego de grueso calibre con orificio de entrada en la parte posterior de la región parietal izquierda y orificio de salida en región parietal derecha que fracturó el hueso occipital”.
Cinco días después, el director del SEMEFO de Coahuila recoció que ese documento era incorrecto y que eran cinco las heridas de bala que presentaba el cadáver de Lazcano, aunque no precisó cuál habían incluido sus peritos y resultaba falsa.
Sin embargo, las fotografías muestran que de esas que enumeraba el documento sí aparecen las dos que recibió en lo glúteos, la que tenía en el codo –esas tres efectuadas por la espalda-, y la del tórax, que recibió de frente.
Entonces de las dos de la cabeza una era incorrecta, pero al revisarlas ninguna describe lo que se aprecia en la fotografía, que fue recibida de arriba hacia abajo en la parte superior de la cabeza, las dos que describe supuestamente fueron realizadas de abajo hacia arriba.
Más extraño resulta que al observar a detalle las fotos tomadas durante la apertura del cráneo que sólo hay un orificio, y sin embargo los peritos describieron dos perforaciones y uno de ellos con entrada y salida, por lo que debía tener tres, y nunca tuvo esa cantidad.
Por ahora no se sabe si al recibir el disparo en la cabeza Heriberto Lazcano estaba vivo o muerto.
Heriberto Lazcano luce contento junto con una mujer. La imagen fue tomada aparentemente de su
teléfono celular, el cual fue asegurado por la Armada y entregado a la Procuraduría de Coahuila.
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