El cerco de seguridad en las
cercanías del Palacio Legislativo generó molestia entre los vecinos de la zona,
porque interrumpieron su rutina laboral, e incluso causaron un accidente.
No es un día normal para la señora Espinoza, quien se
encarga de atender la farmacia “Sagrado Corazón”, sobre la
calle Ferrocarril Interoceánico, en la colonia 10 de
mayo, del Distrito Federal.
Antes de las 08:30 horas del lunes, la mujer de 84 años tropezó y se descalabró. No vio una de las patas de las vallas que cercan su calle y todas las que conectan con el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde el próximo sábado tomará protesta Enrique Peña Nieto como presidente constitucional.
La mujer, que padece dificultades para escuchar, fue ayudada por los vecinos, mientras los Elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) sólo la observaban.
“¿Qué quiere que haga uno? –comenta resignada- Ya son disposiciones que ponen, aunque uno quisiera que se den cuenta (las autoridades) que la gente que estamos aquí trabajamos para vivir, que se pongan en los zapatos de uno”, agrega, un tanto nerviosa, unas horas después de haber tropezado y con el cuello de su blusa rosa teñido de rojo, por la sangre que derramó a consecuencia del accidente.
No es un día normal para ninguno de los otros vecinos de la zona centro de la Ciudad de México en la que está enclavada la Cámara de Diputados. Todos tienen que reportar a dónde salen y, si entran, demostrar que viven aquí.
“¿A dónde se dirige?”, es la pregunta constante. No basta con la respuesta. Para ingresar, los habitantes de la zona deben mostrar su credencial de elector. Y si traen automóvil, debe estar registrado en la delegación.
La señora Marisela Salas, quien tiene 60 años de residir sobre la calle Tapicería, dice que tuvo que rogarle a la policía para que la dejen pasar, porque extravió su “IFE”.
“Vivimos aquí, ¿cómo vamos a querer pasar a un lugar que no conozcamos”, reclama a un elemento de seguridad, quien finalmente la deja pasar.
“Estoy ruégueles y ruégueles (para ingresar), habían dicho que iban a cerrar jueves y viernes (de esta semana) pero desde el sábado a las 10 de la noche ya estaba todo cerrado”, comenta Marisela, quien asegura que estas medidas no fueron tan extremas hace seis años, previo a la toma de protesta de Felipe Calderón.
La joven Lucero Ortiz asegura que incluso le preguntan cuánto tiempo va a tardar en volver y le indican que no se puede entrar y salir más de tres veces.
“Nos dijeron (los policías) que cerraban porque iban a venir los del PRD”, señala la mujer que vende plátanos fritos frente al recinto legislativo.
Después del mediodía, es común ver comensales en “El Rincón Purépecha”, una fonda ubicada a unos pasos de la avenida Emiliano Zapata. Pero como no es un día normal, aún no llega nadie al lugar que amaneció cercado por vallas. Para llegar a una mesa, hay que dar la vuelta a la cuadra. La señora Ana, quien atiende el lugar, ni siquiera tiene preparado algún guisado, porque su patrón le advirtió que tal vez no vendría nadie por el bloqueo del vecindario.
Tampoco es un día normal para José, quien estudia en la Vocacional 14 del IPN y tuvo que caminar desde su casa, cerca de Fray Servando, hasta la escuela, sobre Canal del Norte, porque no hay servicio de microbuses sobre la avenida Congreso de la Unión (Eje 2 oriente), ni servicio del Metro.
Hasta los empleados de la Cámara de Diputados se ven afectados. Enrique, Claudia y Margarita, trabajadores de limpieza, caminan en la desolada avenida del Congreso y se quejan porque para entrar y salir le dan la vuelta al recinto.
“No se vale, tenemos que caminar más y gastar porque sólo el taxi es lo que te deja más cerca”, suelta Margarita, quien sostiene que hace seis años “no cerraron así como ahora”.
Furioso, Ramón se desahoga luego de que no pudo cruzar de la calle Juan de la Granja: “¡Todavía no es nada (Peña) y ya hace esto!”.
Al menos dos niñas que viven cerca del parque Guadalupe Victoria, frente a San Lázaro, se entretienen con las vallas, rebotando en ellas su pelota de plástico. Las dos son, probablemente, las únicas de toda la zona que se divierten con el cerco.
Fuente: http://aristeguinoticias.com/2611/mexico/nos-dijeron-que-cerraban-san-lazaro-porque-iban-a-venir-los-del-prd/
Antes de las 08:30 horas del lunes, la mujer de 84 años tropezó y se descalabró. No vio una de las patas de las vallas que cercan su calle y todas las que conectan con el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde el próximo sábado tomará protesta Enrique Peña Nieto como presidente constitucional.
La mujer, que padece dificultades para escuchar, fue ayudada por los vecinos, mientras los Elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) sólo la observaban.
“¿Qué quiere que haga uno? –comenta resignada- Ya son disposiciones que ponen, aunque uno quisiera que se den cuenta (las autoridades) que la gente que estamos aquí trabajamos para vivir, que se pongan en los zapatos de uno”, agrega, un tanto nerviosa, unas horas después de haber tropezado y con el cuello de su blusa rosa teñido de rojo, por la sangre que derramó a consecuencia del accidente.
No es un día normal para ninguno de los otros vecinos de la zona centro de la Ciudad de México en la que está enclavada la Cámara de Diputados. Todos tienen que reportar a dónde salen y, si entran, demostrar que viven aquí.
“¿A dónde se dirige?”, es la pregunta constante. No basta con la respuesta. Para ingresar, los habitantes de la zona deben mostrar su credencial de elector. Y si traen automóvil, debe estar registrado en la delegación.
La señora Marisela Salas, quien tiene 60 años de residir sobre la calle Tapicería, dice que tuvo que rogarle a la policía para que la dejen pasar, porque extravió su “IFE”.
“Vivimos aquí, ¿cómo vamos a querer pasar a un lugar que no conozcamos”, reclama a un elemento de seguridad, quien finalmente la deja pasar.
“Estoy ruégueles y ruégueles (para ingresar), habían dicho que iban a cerrar jueves y viernes (de esta semana) pero desde el sábado a las 10 de la noche ya estaba todo cerrado”, comenta Marisela, quien asegura que estas medidas no fueron tan extremas hace seis años, previo a la toma de protesta de Felipe Calderón.
La joven Lucero Ortiz asegura que incluso le preguntan cuánto tiempo va a tardar en volver y le indican que no se puede entrar y salir más de tres veces.
“Nos dijeron (los policías) que cerraban porque iban a venir los del PRD”, señala la mujer que vende plátanos fritos frente al recinto legislativo.
Después del mediodía, es común ver comensales en “El Rincón Purépecha”, una fonda ubicada a unos pasos de la avenida Emiliano Zapata. Pero como no es un día normal, aún no llega nadie al lugar que amaneció cercado por vallas. Para llegar a una mesa, hay que dar la vuelta a la cuadra. La señora Ana, quien atiende el lugar, ni siquiera tiene preparado algún guisado, porque su patrón le advirtió que tal vez no vendría nadie por el bloqueo del vecindario.
Tampoco es un día normal para José, quien estudia en la Vocacional 14 del IPN y tuvo que caminar desde su casa, cerca de Fray Servando, hasta la escuela, sobre Canal del Norte, porque no hay servicio de microbuses sobre la avenida Congreso de la Unión (Eje 2 oriente), ni servicio del Metro.
Hasta los empleados de la Cámara de Diputados se ven afectados. Enrique, Claudia y Margarita, trabajadores de limpieza, caminan en la desolada avenida del Congreso y se quejan porque para entrar y salir le dan la vuelta al recinto.
“No se vale, tenemos que caminar más y gastar porque sólo el taxi es lo que te deja más cerca”, suelta Margarita, quien sostiene que hace seis años “no cerraron así como ahora”.
Furioso, Ramón se desahoga luego de que no pudo cruzar de la calle Juan de la Granja: “¡Todavía no es nada (Peña) y ya hace esto!”.
Al menos dos niñas que viven cerca del parque Guadalupe Victoria, frente a San Lázaro, se entretienen con las vallas, rebotando en ellas su pelota de plástico. Las dos son, probablemente, las únicas de toda la zona que se divierten con el cerco.
Fuente: http://aristeguinoticias.com/2611/mexico/nos-dijeron-que-cerraban-san-lazaro-porque-iban-a-venir-los-del-prd/
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